La diseñadora Sofía Iturralde –argentina, casada con un chileno– llegó a Chile hace 33 años, y es hace 4 años presidenta de AdDI, la recientemente re-bautizada Asociación de Diseño e Interiorismo de Chile.
Siempre atraída por el arte, luego de sus estudios de diseño en la Universidad del Pacífico, realizó un diplomado en arte en la Universidad Católica. “Los estudios de arte me ayudaron a complementar la carrera de diseño, a soltar la mano y el estilo, que desde el diseño viene un poco más estructurado; asimismo, me aportó un mayor entendimiento y manejo del color”, cuenta.
Lleva casi 20 años de trayectoria en el rubro del interiorismo, anteriormente como socia de Espacios 1 Ltda. En 2019, fundó Sofía Iturralde Interiorismo, su actual oficina en la que trabaja junto a un calificado equipo de diseñadores en el desarrollo integral de proyectos dentro y fuera de Chile; tanto residenciales, como inmobiliarios y corporativos. “Trabajamos en el diseño, la decoración y la piel interior de los proyectos”.

Diseñar desde un concepto

No se define con un estilo en particular. “Somos demasiado versátiles. Podemos hacer una casa de campo hoy, y una oficina híper moderna mañana. Más allá de un estilo, somos muy conceptuales. El concepto lo entiendo como la esencia, el alma, el sello de un proyecto; lo desarrollamos de forma muy responsable, con serenidad, dándonos el tiempo de concentrarnos en el espacio y abarcarlo en todo su potencial”, enfatiza.
Este concepto aparece de pronto en un momento de inspiración, de iluminación, que puede tardar más o menos tiempo en llegar, hasta que se hace explícito. “Luego va surgiendo todo lo asociado a ello, el colorido, las texturas, el mobiliario, etc.”, explica Sofía.
Por ejemplo, en el caso de una galería de campo que diseñaron recientemente para una casa familiar en Requinoa, se basaron en un concepto de campiña europea: “El proyecto de arquitectura fue desarrollado por Mauro Manetti y nuestra oficina especificó los tonos y materiales interiores”. El encargo fue transformar un pasillo abierto que conectaba dos volúmenes existentes en un gran espacio techado que cumpla la función de repostero, área para café y guardado. En este lugar se logró generar un sector muy luminoso junto a las ventanas, donde se instalaron mesones de mármol de carrara con vista hacia un patio de naranjos. “Además incorporamos muebles vajilleros diseñados especialmente en el tono celeste de las baldosas; en ellos se ubicaron conjuntos de platería y porcelana antigua de la familia con un precioso papel mural toile de jouy de fondo. Todo fue elegido con pinzas y el resultado fue muy estético; de un pasillo, se logró un estar muy agradable”.
En otro proyecto, un departamento piloto para una inmobiliaria en Pucón, se hizo todo el interiorismo en tonos neutros, apostando a que la protagonista fuera en todo momento la amplia vista al lago: “todo natural; maderas, piedras, cestería, uso de texturas. Ambientes muy relajados que invitan a mirar el lago, sin distracciones”.

Punto justo, elegancia

A la hora de diseñar, Sofía busca crear espacios no planos, que incluyan puntos de atracción focal. “Nada es al azar, siempre buscamos los contrastes, los pesos correctos, la armonía en lo cromático y las texturas; soy muy sensible al color, le tengo mucho respeto, no es fácil manejarlo dentro de un marco sobrio y elegante. Respecto a nuestro sello, apuntamos siempre a un equilibrio, ni lo recargado, ni lo minimalista”.
Al mismo tiempo, debe haber una conexión del usuario con el espacio, con su historia y lo que lo moviliza emocionalmente. “Nos gusta incorporar en nuestros proyectos algún rincón ancestral, donde se incluya alguna antigua cómoda de la abuela, obras de arte o elementos que tengan algún relato que contar”.
“En mis proyectos confieso que me las juego… confío en mi instinto y en la experiencia que lo alimenta, para llegar a encontrar ese punto justo de equilibrio en un espacio. No es tanto el qué poner, sino el cómo, el dónde, con o junto a qué… Puede haber un muro liso, enteramente blanco y otro con grandes obras de arte; es importantísimo lograr una buena composición de elementos a la hora de diseñar una propuesta de interiorismo”.
La mirada de esta interiorista es muy respetuosa hacia el concepto de habitar. Habitar es una palabra que hoy, luego de la pandemia y el encierro, se nombra bastante en este rubro del diseño interior. “En mi visión, es perfecta, porque se refiere al vivir de forma más consciente y positiva nuestros espacios. Habitar un espacio es recordarlo, por esto, me tomo cada proyecto como una gran responsabilidad, ya que en cada propuesta apuntamos a mejorar la calidad de vida del usuario”.

La nueva AdDI: “Elevando la experiencia de habitar”

Recientemente la Asociacion de Decoradores de Chile (AdD) cambió su nombre e imagen; ahora es la Asociación de Diseño e Interiorismo de Chile (AdDI), y está presidida hace 4 años por Sofía Iturralde. Luego de un profundo trabajo –realizado en conjunto con el directorio pasado y el actual, y apoyados por consultores externos– se hizo el ejercicio de mirarse “hacia adentro” con el objeto de descubrir en qué enfocarse y su proyección para los próximos años. Respecto al cambio de nombre, Sofía explica: “La palabra decorador nos quedó chica. Nosotros hacemos interiorismo. Somos responsables de un proyecto desde el día uno; especificamos todos los materiales, diseñamos y finalmente decoramos. Era momento de un cambio de concepto y de imagen, de comunicar al mundo la potencia de nuestra profesión y el real objetivo de ésta: nuestra misión es elevar la experiencia de habitar”.
Hoy, la AdDI cuenta con más de cien socios, entre diseñadores, arquitectos y otros profesionales con una amplia trayectoria en interiorismo.

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