Quienes conocen a esta dupla, saben que su banquetería está entre las mejores de nuestro país. Hace dos años crearon su propio restaurante, un lugar realmente imperdible para los amantes de la buena mesa.
Francesca Margozzini y Pablo Bagnara llevan 20 años trabajando en el mundo de la banquetería, haciendo escenarios espectaculares y comidas para matrimonios y empresas. Se conocieron estudiando hotelería en el Inacap y desde entonces no han parado de crear proyectos realmente admirables. Con un gusto exquisito tanto en la cocina como en la decoración, y una energía y creatividad pocas veces vista, esta es la dupla que desde hace dos años está detrás del estiloso restaurante La Dicha. “En este lugar está el resumen de todo el amor que sentimos por la vocación de servicio. Es aquí donde podemos ver a la gente disfrutar y eso nos hace inmensamente felices”, cuentan Pablo y Francesca, quienes agregan que en el último tiempo se unió al equipo el destacado banquetero Pablo Johnson. “Hoy llegan a vernos nuestros queridos clientes de Bagnara y Margozzini, y los clientes queridos de Pablo Johnson. Pablo es parte fundamental de La Dicha, es el host, el que recibe a todos nuestros clientes, lo cual es fabuloso. El universo siempre nos manda cosas geniales y hoy estamos trabajando juntos. Este lugar es una mezcla de los tres”, dicen.
Ubicado en el piso -1 del edificio CV Galería, en Alonso de Córdova, el restaurante se impone con una escenografía que sin duda revela los 20 años de experiencia que tienen en banquetería. Una gran terraza decorada con cientos de plantas y árboles de distintos tamaños y variedades, y en su interior una combinación elegantísima donde destacan los tonos grises y negros, mesas de mármol, madera y fierro, sillones preciosamente tapizados, dos espectaculares barras, repisas llenas de libros y objetos traídos de distintas partes del mundo, obras de arte y una jardinera hecha de manera artesanal que cuelga en gran parte del lugar.
–¿Cómo partieron con la banquetería?
–Pablo: Partimos con una cafetería en Zapallar y después de cuatro años nos convertimos en banqueteros. En el café ofrecíamos quiches, pisco sour y sándwiches. En ese entonces con la Francesca hacíamos todo: cocinábamos, servíamos y poníamos la mesa, ambientábamos, hacíamos delivery. Éramos los multiuso.
–Francesca: Esto de la banquetería partió cuando un novio que era cliente nuestro en la playa nos pidió que le hiciéramos su matrimonio. Recuerdo que nos morimos de susto, eran 300 personas en la playa y había que organizar una logística no menor. Fue ahí cuando nos animamos en el mundo de la banquetería. Llegamos a hacer matrimonios de 800 personas y comidas para empresas para 1.500 personas.
–¿Y cómo fue este proceso de aprendizaje que luego concluye con la creación de este maravilloso lugar?
–Francesca: Cuando partimos, no teníamos muchos referentes en decoración o en cómo ambientar un matrimonio. No existía Instagram ni Pinterest, uno tenía que ser creativo y se alimentaba de revistas que te traían amigos de afuera. De a poco, nos fuimos preocupando de los arreglos florales, la iluminación, de elegir bonitos manteles, del mundo aéreo, combinando arreglos de distintas alturas con lámparas. En ese minuto el banquetero más potente era Pablo Johnson y él fue sin duda el que nos asfaltó el camino. Por otro lado, soy hija de madre peruana y como tal, crecí y viví toda mi vida en una familia cocinera. La comida y la celebración son temas muy importantes en Perú. Cuando comenzamos en la banquetería, partimos con Pablo a Perú y mi mamá, que conoce a muchos banqueteros, nos presentó a varios y pudimos conocer más de cerca todo ese mundo.
–¿Y cuándo deciden abrir este restaurante?
–Llegó un minuto, alrededor del año 2014, en que todo el esplendor de los grandes eventos comenzó a decaer. Ahí empezamos a pensar en un lugar propio, y el siguiente paso del banquetero es tener su propio centro de eventos. Esta idea la evaluamos, estuvimos involucrados en uno donde alcanzamos a invertir un poco, sin embargo, decidimos no hacerlo. En vez del centro de eventos decidimos: ¡vamos por la casa propia!
–¿Finalmente inauguran en septiembre de 2019?
–Francesca: Así es, en La Dicha están un poco todos nuestros años en el mundo de la banquetería. Seguimos en ese rubro, pero en mucho menor escala. En este restaurante está el resumen de todo el amor que sentimos por la vocación de servicio, que sin duda nos brota por los poros. Es muy bonito cuando un cliente te dice: “Estamos dichosos”. Nos hemos dedicado toda la vida a crear momentos felices para otros. Es lo que nos gusta hacer.
–Inauguraron poco antes del 18 de octubre de 2019…
–Francesca: Así es. Hoy somos, entre comillas, unos sobrevivientes. Vino el estallido social y después la pandemia que, a nivel global, ha sido fuertísima. La banquetería se fue a cero y el restaurante fue lo único que se mantuvo. Creamos un delivery basado en comidas selladas al vacío que uno termina de preparar en la casa, que incluye indicaciones y una presentación preciosa. Es un poquito jugar al restaurante y si las indicaciones las sigues al pie de la letra, todo te resulta perfecto incluida la decoración.
–¿Qué caracteriza la cocina de La Dicha?
–Pablo: Nos cuesta ponernos etiquetas. En algún minuto, cuando nos hicieron esta misma pregunta, respondimos que nuestra cocina era internacional con toques latinos. Así partió el concepto, pero siempre basado en picoteos, cóctel, compartir y comidas de todas partes. Mucha gente piensa que la comida de la banquetería está plasmada aquí, pero también ofrecemos muchos platos que en la banquetería jamás podríamos tener. El mayor trauma del banquetero es cuando te piden hacer un plato y tú tienes decirles que no se puede hacer para tantas personas. Sentíamos que teníamos un debe con la cocina, porque existen muchos platos que son imposibles de hacer para tanta gente, como la pasta preparada al minuto y el foie gras.
–¿Hay platos especiales que los identifiquen a ambos?
–Francesca: Lo que más amamos son los cócteles y los queríamos incluir en La Dicha. Ofrecemos millones de productos divinos para compartir. Cuando vamos con Pablo a un restaurante, nunca pedimos un plato de fondo, nos gusta compartir distintos platos. Así se concibió un poco La Dicha, un lugar para compartir y disfrutar, para ir probando distintos tipos de cócteles. No obstante, hay personas a las que les encanta pedir un plato de fondo y este también es su lugar. Nos gusta chasconear a la gente. Aquí puedes tener una comida formal de trabajo, pero también una mesa “chacotera” porque de eso se trata la vida. Y de repente hay un Dj y el ambiente es más desordenado y otras veces es más tranquilo. Somos animal and child friendly, para nosotros todos son bienvenidos.
–Pablo: Nos encanta fusionar los sabores de la comida. Cuando creamos un plato, la experiencia que queremos que se lleve el cliente es que pruebe los complementos de cada elemento. Por eso, lo que hacemos generalmente es ponerlos todos juntos para que nadie vaya a probar los distintos sabores por separado. Algunas veces la gente no atina a mezclar los complementos y es por eso que nosotros lo hacemos. La cocina de La Dicha tiene mucho de Perú, de hecho, nuestra jefa de cocina es peruana y lleva trabajando con nosotros 12 años. Por otro lado, rescatamos el curry y elementos de la cocina francesa que nos encantan. Nos gusta la simpleza y lo sobrio. Y como trabajamos con muy buenas materias primas y productos frescos, tenemos la mitad del camino recorrido.