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Gonzalo Mardones: Arquitectura, familia, caballos y paisaje

Por: Pablo Altikes P. Texto y fotografías

Un proyecto muy especial quisimos incluir en estas páginas de nuestra nueva sección de arquitectura. Se trata de las casas del destacado arquitecto Gonzalo Mardones en Tierras Blancas.

Casa 10 + 10 y casa 10 ubicadas en Tierras Blancas, consisten en dos casas de madera para un grupo familiar grande. El número responde a diez habitaciones para dormir y 10 establos para caballos. Gonzalo Mardones Viviani diseña la primera casa para su grupo familiar, reducido en ese momento, y para sus caballos, su gran pasión, llevándolo a proponer una casa para “todos”.
La casa 10 + 10 consiste en un solo cuerpo longitudinal, una suerte de tren, que comienza con las caballerizas y termina en el estar-comedor familiar. La construcción es completamente de madera y el lenguaje de sus fachadas queda supeditado al programa consecutivo de sus recintos, lo que permite que la lectura sea simple y austera.

La casa propone dos conceptos de fachada, hacia el valle las caballerizas se abren y el resto de la casa se cierra, y hacia el interior de la colina, la zona familiar se abre a un jardín interior y las caballerizas se cierran, de esta manera la vivienda expresa en sus fachadas la forma de uso por parte de sus dos usuarios, hombre y caballo. Se trabaja la madera como expresión de su materialidad constructiva y estética, pasando a ser la terminación de las fachadas. La espacialidad de la casa permite que esta se recorra en toda su extensión y con ello se transforma en un recorrido horizontal en el paisaje de la cordillera de la costa. La funcionalidad da paso a espacios pensados exclusivamente para un habitar cómodo, funcional y por sobre todo alegre, donde familia y pasión equina habitan bajo el mismo techo, dejando de lado alardes espaciales y centrándose en que el espacio acoja los distintos actos del habitar cotidiano, propio de una casa pensada para el descanso y recreación.

Parte de nuestro aprendizaje arquitectónico consistió en estudiar al arquitecto mexicano Luis Barragán y aquí vemos cómo sus enseñanzas se aplican al tener como referente el proyecto de la Cuadra San Cristóbal del año 1968 en el estado de México, donde el protagonista del espacio público es el caballo con su porte.

Con el correr de los años se diseña la segunda vivienda, un poco más arriba en la cota de la colina, con un programa de 10 habitaciones para toda la familia, siguiendo la lógica proyectual y espacial, donde prima la vista al paisaje, manteniendo la simpleza de los espacios. La materialidad será nuevamente la madera y el vidrio, otorgando transparencia y fluidez al espacio y siguiendo las enseñanzas de Mies Van der Rohe en lo que se refiere a mostrar el cómo está construido el proyecto, exponiendo la unión entre las partes y que él llamó “Menos es Más”. Una de sus obras clásicas que muestra justamente este detalle es la Galería de Berlín de 1962, donde la unión entre pilar y viga sienta las bases de su homenaje a la columna clásica griega y que se puede ver en la obra de Mardones. Otra influencia será el programa norteamericano de los “Case Study Houses”, que llevó adelante John Entenza en la ciudad de Los Angeles, Estados Unidos, a fines de la Segunda Guerra Mundial, donde la nueva visión de vivienda era económica, fácil de construir y, por sobre todo, simple de habitar y conectada a la naturaleza.

En el caso de la segunda vivienda y como parte del proceso evolutivo del diseño, esta tendrá una lectura radical con respecto a su emplazamiento y la conversación con su paisaje cercano y lejano. Nuevamente proyecta un paralelepípedo de un piso que se recorre a lo largo del terreno, accediendo a esta por una fachada absolutamente hermética con un manejo clave y propio de su oficio, cual es la orientación del revestimiento de fachada en madera, un gran muro con un entablado color negro dispuesto horizontalmente versus el camino de acceso con durmientes al natural dispuestos perpendicularmente contra el muro de fachada, enfatizando la secuencia de aproximación a la entrada y contrastando por color y disposición.

Mientras una cara de la casa se entiende hermética y con predominancia de los planos cerrados (muros), la segunda y manteniendo la misma materialidad, se encarga de exponer su grilla estructural, incorporando, entre pilar y pilar, grandes paños vidriados, generando un contrapunto entre el lenguaje de masa en la parte posterior de la casa por donde se accede, versus una caja transparente que se abre al paisaje con gran parte de los recintos públicos y privados, dejando la zona de servicio en la parte posterior.

El tema de la sustentabilidad será trabajado mediante corredores, terrazas y espacios exteriores cubiertos. En la casa 10 + 10 será el corredor de los establos para los 10 caballos y la parte posterior de esta donde se ubica el jardín. En la casa 10 será la terraza de la zona de estar y dormitorios, una suerte de espacio intermedio entre la casa, el jardín y el paisaje lejano, como un cuerpo paralelo autónomo y distintivo sobre la base de una geometría elemental de pilares y vigas metálicas que dan cuenta de la modulación y de la liviandad.

En el caso del quincho habrá dos contrapuntos, el espacio para comer, un volumen-parrón, y el espacio para cocinar y departir junto a la parrilla y sus asientos. Mientras la primera es una estructura metálica liviana con cubierta color negro, la segunda es una masa de hormigón blanco y sin techo. El mensaje a través del lenguaje es siempre simple y rotundo.
Por último, un pequeño y escondido espacio para la oración en medio del jardín, que permite la introversión y el encontrase con la espiritualidad y que dan cuenta de los ensayos proyectuales de oratorios al aire libre que ha diseñado Mardones a lo largo de su carrera.